En
la antigüedad ya se conocían los
compuestos de antimonio. El descubrimiento de
este elemento se atribuye al alquimista alemán
Basil Valentine alrededor de 1450. Con toda
seguridad se conocía en 1600, pero se
confundía con otros elementos tales como
el bismuto, el estaño y el plomo. El
antimonio presenta por lo general las propiedades
de un metal, aunque a veces se comporta como
un no metal. Existe en distintas formas físicas,
pero normalmente tiene apariencia metálica.
El
antimonio ocupa el lugar 64 en abundancia entre
los elementos naturales de la corteza terrestre.
La masa atómica del antimonio es 121,76;
tiene un punto de fusión de unos 630
°C, un punto de ebullición de unos
1.750 °C, y una densidad relativa de 6,7.
Existe ocasionalmente como elemento libre, por
lo general asociado a la plata, el arsénico
o el bismuto. Cristaliza en el sistema hexagonal
pero los cristales son bastante raros de encontrar.
Tiene una dureza de 3. El principal mineral
de antimonio es la estibina, un sulfuro de antimonio
que se extrae en China, Francia, Italia, Japón
y México, y en menor escala en el oeste
de Estados Unidos. Al refinar minerales de cobre
y plomo, se obtienen considerables cantidades
de antimonio como subproducto.
Al
enfriar, el antimonio líquido tiene la
propiedad excepcional de expandirse mientras
se solidifica (el agua es una de las pocas sustancias
con esta misma propiedad). De este modo consigue
rellenar las grietas de los moldes, por lo que
las aristas de las piezas que se obtienen son
muy afiladas. Por esta razón, se usa
para hacer tipos de imprenta; también
es un componente en muchas otras aleaciones,
tales como el denominado metal inglés,
el peltre, la aleación antifricción
y el plomo antimonado.
Entre
los compuestos importantes del antimonio están
el tártaro emético, un tartrato
doble de antimonio y potasio utilizado como
agente medicinal; el sulfuro de antimonio rojo,
utilizado en fósforos de seguridad y
para vulcanizar caucho; el cristal de antimonio,
una mezcla de sulfuro y óxido de antimonio,
utilizado como pigmento amarillo en el vidrio
y la porcelana, y la manteca de antimonio, tricloruro
de antimonio, utilizada para broncear el acero,
como mordiente en los tintes y como sustancia
cáustica en medicina.